Aquí está la segunda entrega del artículo que publicamos la semana pasada: « ¿Cómo relajarse de verdad en vacaciones? 12 ideas para combatir el estrés «. Para redactar este fragmento nos basamos en una publicación de la web Spirituality & Practice, que deseamos transmitirte y que logres sacar el máximo provecho del verano, y sus vacaciones. Estos son el resto de consejos:
7. Gestiona tu tiempo:
La tendencia natural es tratar de hacer las cosas, y si es bien mejor, pero no tratar de alcanzar un compromiso desmedido en todas tus tareas. Si eres proclive a esto último, quizás sea mejor que hagas una lista y de este modo te ayudará a elegir mejor aquello que realmente sea prioritario, y ¿Qué conseguimos haciendo esto? Pues más de lo que podamos llegar a pensar quizás, y es que al plasmar en papel esa información conseguiremos sacarla de nuestra mente, y así de este modo no resultará necesario estar constantemente recordando anotaciones pendientes. Si nuestra lista de tareas estuviera fuera de control, de nuevo valora y evalúa, cancelando aquello que pueda ser prescindible, sin excusas. Aborda aquello que puedas realizar, y preferiblemente de una sola vez, centrándote en lo que estés haciendo. Luego disfrutemos con la satisfacción que surge de haber cumplido con nuestro cometido. En este punto sería importante hablar de la procrastinación, ya que suele ser un error común en algunas personas y en la gran mayoría de los casos termina siendo un terrible estresor, porque al final la mente siempre nos estará recordando aquello que deberíamos estar haciendo mientras no lo hacemos. Por tanto, al final se generará una sensación de agobio que actuará como un goteo constante en nuestro cerebro.
8. Déjate un hueco para respirar en los horarios de tu agenda:
Si encuentras en tu agenda que has programado para ese día un largo maratón de reuniones con clientes, compañeros, etc. Considera que no debes de comportarte como una especie de adicto a la adrenalina, corriendo de reunión en reunión. Entre cada encuentro, es recomendable dejar un pequeño descanso donde poder tener un ligero respiro que a su vez nos ayudará a generar unas hormonas capaces de ayudarnos a regular nuestro equilibrio interno. Una vez que tu hayas logrado dejar atrás el hábito de ir corriendo constantemente, lo más seguro es que no desees volver a adquirirlo, te lo puedo asegurar.
9. Tira algo todos los días:
El desorden inútil es otro productor de estrés que actúa sobre todo a un nivel más subliminal. Todos sabemos cómo una superficie limpia se convierte en muchas ocasiones en un imán sobre el cual ir apilando cosas. ¿Por qué no pruebas a hacer justo lo contrario? Es decir, en lugar de acumular trata de tirar aquello que sobra una o dos veces al día, y tú mismo verás el efecto que en ti genera.
10. Pregúntate a ti mismo si podrías ser más feliz o si te encuentras satisfecho:
Gran parte del estrés es generado – por nosotros y el resto — por nuestra necesidad de estar bien, enseñar que estamos bien y probarlo. Partiendo de la base de que lo antes mencionado, estaría en lo correcto, sería idóneo limpiar nuestra mente y el día, desprendiendo los problemas y siguiendo hacia delante. Recuerda que esto no se trata de ser alguien pasota y despreocupado, se trata de cuidarnos a nosotros mismos, y ahí es donde surgen también las buenas relaciones, limpiando así también nuestro enfoque.
11. No seas orgulloso, déjate apoyar cuando la suerte esté echada.
A veces hablar con alguien en quién confías te permite reconocer mejor tus sentimientos, desahogarte, alejarte de una idea que te persigue en tu cabeza o simplemente también volver a recuperar el enfoque perdido. A veces los amigos también pueden darte consejos para ayudarte, al igual que otras veces nos evitan hacer cosas estúpidas.
12. Atento a los pequeños momentos de belleza y dulzura.
Esto puede sonar extraño, pero funciona. Y es que esos momentos son los que te proporcionan un respiro, aunque también puede ser una sonrisa, un acto gracioso o un gesto tierno. Practica la gratitud hacia estos pequeños acontecimientos diarios, que en el fondo son grandes liberadores del estrés y tienen un poder contagioso.